Alumnos de 1º de Bachillerato en el recital de Poesía de Inmaculada Mengíbar |
UN POEMA DE INMACULADA MENGÍBAR
¿NO SE TE OLVIDA NADA? -
Inmaculada Mengíbar
Desayunar croissants en hoteles
de mil
estrellas.
Despertar
viendo el mar a través de
palmeras
inmensas,
buscándonos después de habernos
sumergido
en nuestras propias olas
y volver a la orilla entre
risas de sol y zumo de
naranja
empapados de besos. La droga de
vivir
pendiente de la droga que era
tenerte cerca
(aunque pensar en ti
fue también una forma de
tenerte conmigo
durante tantos años),
el terror de los sueños a
hacerse realidad
y un miedo inconfesable a no
tener excusas,
todo parece hoy tan lejano y
tan mío.
Escapar de algo juntos hacia
nunca.
Hacia siempre.
O dejar que el azar hiciera de
las suyas
y eso nos perdiera.
Escapar de algo juntos.
Tener la vida entera para
escondernos
y (¿por qué no me dijiste todo
esto,
entonces?)
tener el tiempo justo para
meterlo todo
en un poco de tiempo:
la playa, las camisas, los
paseos, los libros,
los ratos de silencio, las
caricias, las huidas,
las trampas peligrosas donde
caemos a
veces,
las palabras que al fin
terminan
rescatándonos,
esos vaqueros claros,
la cinta de Iggy Pop que te
grabó tu hijo,
los pantalones negros que te
sientan tan
bien,
y la cena de anoche,
el postre que pedí de nueces y
de fresas,
lo que estuviste a punto de
decirme
y callaste.
Desayunar croissants en hoteles
de mil
estrellas.
Despertamos
entre un oleaje de coches que
se abren
como barcas al mar
–la Gran Vía bebiendo el sol de
la mañana–
y un cielo transparente de agua
mineral.
La droga de vivir.
Tener el tiempo justo para
meterlo todo
en un poco de tiempo:
la chaqueta de cuero que
llevabas
el primer día, los planes para
volver a vernos,
el colchón en el suelo,
las bebidas de anoche a medio
terminar,
una imagen de ti con el pelo
mojado
saliendo de la ducha,
el tacto de tu piel todavía en
mis dedos,
los vaqueros oscuros,
esa camisa blanca que te sienta
tan bien,
las ganas de reír en plena
madrugada.
Vámonos. Todo listo.
¿No se te olvida nada?
Ya en el taxi,
Buscábamos palabras para decir
adiós
y encontrábamos besos.
Y después, al llegar a la sala
de embarque…
Mejor no recordar el aeropuerto
(La realidad no dura mucho
tiempo.)
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